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Marchas y contramarchas

Publicado: 2015-02-11


La marcha contra la “Ley Pulpín” promovida por los jóvenes tuvo gran éxito, no sólo por la amplia convocatoria y la movilización masiva, sino que sobre todo lograron reivindicar y colocaron en la discusión pública, la reforma laboral; es más, lograron con su objetivo en derogar la ley y descolocó tanto al oficialismo (que no supo defenderla) y también a la oposición (desnudaron su oportunismo).

Luego de las marchas realizadas, muchos opinaron que era el renacer de una nueva generación política y que ello además era un llamado de atención del letargo ciudadano y de la pasividad de los partidos políticos que no representa los intereses de los ciudadanos.

Sin embargo, luego de “la celebración”, pareciera que nuevamente este actor juvenil ha vuelto a sus “quehaceres”; ello debe ser así o quizá la movilización generó demasiada expectativa. Surge la interrogante ¿Se le debe exigir a esta generación que resuelva nuestra frágil participación política? Tal vez cumplieron su labor de ejercicio ciudadano y el actor político debe capitalizar ello para ver cómo dar continuidad al debate sobre la reforma laboral.

Quizá también por la pluralidad de la participación de jóvenes, algunos hayan logrado otros objetivos legítimos como fortalecer sus espacios organizativos, hacerse visibles en sus espacios, consolidarse como actores políticos (individualmente), tender puentes con otras experiencias, ganar experiencia política, entre otras.

Una de las miradas puede ser que la marcha que convocan la semana que viene (contra la “Tv Basura”) por un sector juvenil – no le quita fuerza a la expectativa de “nueva generación política”, y la desluce, ya que si bien es cierto que es válida y legítima la nueva apuesta, ello le da otro matiz a sus demandas. Pero también la otra mirada puede ser que las apuestas juveniles al ser tan plurales, van buscando camino al andar y sus apuestas no necesariamente van por la participación política, sino como parte de su ejercicio ciudadano.

Finalmente el gran reto de todo los diversos actores: estado, partido y ciudadanos en vez de criticar si las nuevas generaciones participan o no en política, lo que se debe apostar – desde la mirada funcionalista- que cada actor juegue su rol y se pueda seguir colocando en la discusión pública los interese de todo el país y no seguir sólo con las y contramarchas.


Escrito por

Román Aller Zárate

Licenciado en educación, estudios de post grado en política social y especialista en gestión educativa.


Publicado en

El ágora del escribidor

Blog de Román Aller Zárate: espacio público de discusión y análisis de un "escribidor" sobre Educación, Política y otros temas.