Dicen que los partidos fortalecen la democracia. La institucionalidad de éstos dota de militantes que ostentan el poder y elaboran planes de gobierno que permitirán dirigir el país. Con ello los ciudadanos eligen la mejor propuesta y una ideología que permita dirigir el rumbo del país.

Sin embargo, la realidad peruana, nos indica que se puede convivir en democracia sin partidos (Tanaka), la debilidad de los partidos provoca que haya coaliciones de independientes (Zavaleta) y, los políticos, buscan su sobrevivencia, participando en las elecciones (Levitstky). Los ofrecimientos de campaña son una cosa y si logran ganar, más bien realizan todo lo contrario; y los ciudadanos no votan por ideas ni planes, sino con quien en la recta final hacen clic y eligen por el denominado mal menor

Si así es nuestra realidad política ¿Por qué analizamos en base a lo que debe ser y no como lo que es? Tal vez no habría tanto barullo si es que le ponemos una dosis de realidad y no se emitirían tantos juicios de valor a todo lo que se vienen dando en nuestra campaña electoral y se adjetive tanto (tránsfuga, oportunismo, volátil, caudillo y una larga lista de etcétera).

Por tanto, la “evaluación política” hacia los candidatos deben ser dentro de las reglas de juego tal y como son y no como lo que se desea, ya que a partir de estas reglas se basan sus diversas estrategias “políticas”, es más, la gran mayoría ha logrado un nivel de experiencia en esta forma de hacer política y es por eso que nos hemos escandalizado.

Ahora bien. Desde la ciudadanía, también debemos ser conscientes de ello y no desear lo que no existe. Por lo menos no en estos momentos de coyuntura electoral, donde lo que buscan es convencer-nos y logremos votar por alguno de ellos. Así que no pidamos mucho, es lo que tenemos (sin partidos y sin planes de largo aliento)

Finalmente, todo esto no quiere decir que nos resignemos o estemos de acuerdo con esta forma de hacer política, aunque muchos parecen que ya lo hicieron, sobre todo los mismos “actores políticos”, que no quisieron cambiar las reglas de juego; pero no es el momento, estamos en campaña. Lo que no se ha cambiado en muchos años no lo haremos en estos meses.

Toda esta J-oda a la política no es para resignarse, ni mucho menos para aceptarla, peor aún para ser cómplice de la corrupción (Hildebrant), sino para no pedir candidatos ideales sino reales, tampoco descalificarlos a todos, porque sí hay actores políticos capaces en diferentes partidos que pueden movilizar cambios y deberán impulsar la refundación política, para ello es mejor empezar a mirar la política tal y como es y no como lo deseamos, sólo así se pueden dar pasos para no perder la perspectiva del cambio de esta realidad.

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