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En educación: una oportunidad más, va haber

Publicado: 2018-04-19


En los cuatro últimos periodos gubernamentales (incluido el gobierno de transición), 12 ministros han sido quienes estuvieron al mando de la cartera de educación. Uno en el periodo de transición 2000 al 2001, cuatro del 2001 al 2006, dos del 2006 al 2011, dos del 2011 al 2016 y cuatro del 2016 hasta la fecha. Ello nos grafica parte de la debilidad institucional, en los últimos 18 años estuvieron en el cargo un promedio de un año y medio, repercutiendo ello tanto en la gestión de corto plazo y más aún en las apuestas de largo plazo.

Actualmente el sector debe apostar por la Reforma Magisterial, La Ley Universitaria y revertir las inequidades educativas, sobre todo en los estudiantes en los ámbitos rurales. Un tema adicional es respecto a la infraestructura educativa. Para la mejora de los aprendizajes se requieren de políticas sostenidas.

Por ello, si bien es cierto, es que se debe exigir al ministro en liderar las políticas educativas, por la magnitud de los retos y cambios que deben emprenderse para alcanzar una mejor educación en el país, y los temas a abordar, son necesarios, el involucramiento y compromiso de otros agentes en los tres niveles de gobierno. Y para ello se deben tomar en consideración algunos aspectos claves:

En lo político, se requieren tomar decisiones, acuerdos y realización de un pacto por la mejora de la educación en el país. El poder ejecutivo y legislativo tienen que lograr consensos que permitan avanzar hacia los cambios que se necesitan. Al mismo tiempo, las autoridades regionales y locales también tienen que asumir un liderazgo y expresar la voluntad de mejoras en sus respectivos territorios. Por ello las pugnas e intereses particulares deben ceder a las finalidades públicas. Los conflictos y tensiones tienen que resolverse desde esa perspectiva.

En las políticas, es indispensable retomar el carácter del Proyecto Educativo Nacional como instrumento de política de largo plazo que oriente las políticas educativas de Estado. A partir de ello, los implementadores de políticas puedan sumar hacia esfuerzos y apuestas sostenidas que trasciendan los gobiernos. Ello implica la consolidación de equipos técnicos en las distintas instancias de gestión educativa y de coordinaciones con diversos sectores que tienen presencia e intervenciones en los territorios. La sostenibilidad de las políticas deber ser priorizados, deben mostrar resultados, evaluados y reajustados cuando sean necesarias. Aquí tienen que tener mayor presencia los think thank y la academia.

En el financiamiento, es necesario que las voluntades y acuerdos políticos se traduzcan en la asignación de los recursos necesarios para los cambios profundos que se requieren. Esto debe significar una muestra progresiva en el incremento presupuestal desde el Estado y proponer estrategias audaces con el sector privado y de ser necesario con los ciudadanos para hacer crecer la carga tributaria. Además, se debe re-pensar y diferenciar la inversión acorde a las demandas y necesidades en cada territorio y seguir mejorando la eficiencia presupuestal. Tanto los entes nacionales, como los regionales y las empresas (desde la responsabilidad social) deben asumir el reto de una apuesta seria por invertir más y mejor por la educación.

En la gestión, las instancias de gestión educativa descentralizada, Ministerio de Educación, Direcciones Regionales de Educación o Gerencias de Educación, las Unidades de Gestión Educativa Local y las instituciones educativas, tienen que asumir sus responsabilidades compartidas, acorde a sus roles asignados para el diseño, implementación y evaluación de las políticas educativas. Ello implica fortalecer capacidades tanto institucionales como en los recursos humanos para la puesta en marcha del “pack” entre la gestión pública, la gestión educativa y la gestión escolar. Todo este andamiaje de la gestión debe apuntar y generar las condiciones para lo central que es lo pedagógico.

En lo social, también son necesarios asumir responsabilidades. Tanto la ciudadanía en general, como la comunidad educativa en particular. Aquí tiene, un papel central, los docentes, no sólo como referentes pedagógicos, sino también en su rol de referentes ciudadanos. Además el involucramiento de las familias, también es central las organizaciones sociales tanto vecinales, mujeres y jóvenes y niños. Asimismo, los medios de comunicación y las empresas tienen que comprometerse en favor de una mejor educación. Para que interactúen los diferentes actores son necesarios establecer mecanismos flexibles para su participación y no sólo asuman un rol vigilante, sino también un rol activo y legitimen los procesos de mejoras educativas.

Teniendo en cuenta estas consideraciones, la gobernanza del sistema educativo debe contribuir a mejorar por un lado, las políticas educativas y por otro lado a brindar una mejor prestación en el servicio educativo y se logren los objetivos pedagógicos. Ello se logrará con la interacción de varios agentes tanto sociales como políticos, principalmente los actores de la comunidad educativa: a todo ello, hay que sumarle tenacidad, compromiso, y pasión. La educación en un reto de país y en ello todos estamos llamados, porque una oportunidad más, va haber.

Foto:

www.unicef.org.


Escrito por

Román Aller Zárate

Licenciado en educación, estudios de post grado en política social y especialista en gestión educativa.


Publicado en

El ágora del escribidor

Blog de Román Aller Zárate: espacio público de discusión y análisis de un "escribidor" sobre Educación, Política y otros temas.